martes, 22 de octubre de 2013

EL PENSADOR 2.0 / Materiales didácticos vs Metodología

Haciendo uso de mi carrera universitaria y en agradecimiento a aquellos profesores que nos hacen pensar y no solo se dedican a mandar tochos para memorizar, he decidido compartir mi reflexión acerca de los materiales didácticos en el aula con vosotros. La problemática surge de un conflicto entre los materiales didácticos y la metodología, y esto es lo que yo pienso.

Los materiales didácticos han estado presentes a lo largo de la historia de la educación. Desde antes de Comenius y Pestalozzi, pasando por Decroly, Montessori, Dienes y otros muchos hasta la actualidad. 

Como bien afirma Área, "el material didáctico es un mediador entre el profesor y el alumno y entre los contenidos y el aprendizaje". Los materiales didácticos constituyen un medio físico, contenedores de objetos mentales y abstractos, para hacerlos concretos y visibles a los alumnos y que una vez hayan comprendido ese conocimiento puedan extraerlo y desvincularlo del material para entenderlo de forma mental y abstracta.

Puedo llegar a la conclusión de que en cualquier caso, no es tan importante el material en sí, sino el conjunto entre “material-contexto” de la situación que requiere el uso de éste. 

Los materiales didácticos no suponen una alternativa a la metodología tradicional y aburrida a la que hemos estado acostumbrados tantos años atrás. El determinado uso que se haga de los materiales didácticos, atendiendo al contexto de la situación, supondrá una alternativa a esa metodología tradicional y aburrida. No es tanto el qué (qué utilizar), sino el cómo (cómo utilizarlo), aunque es evidente que ambos son importantes y van de la mano.

Un ejemplo. Una pizarra digital está considerada como un recurso didáctico motivador y alternativo a la metodología tradicional. Una pizarra digital no posee los atributos innatos de la motivación e innovación en sí misma.  Es algo nuevo a lo que no estamos acostumbrados, sí, y eso lo hace atrayente, pero no motivador en todos sus sentidos. Una pizarra digital puede llegar a convertirse en un libro de texto si el uso que se hace de ella no es el adecuado  y propicio para promover la motivación y el interés del alumnado.

Sabemos qué tenemos que hacer, pero tenemos que saber "cómo", para que ese “qué” de resultado. “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo” Benjamin Franklin. 

Os animo a que leáis los siguientes artículos y reflexionéis sobre ello.

- Enseñanza XXI, ¿más de lo mismo? (Jordi Adell)

- De los libros de texto a los contenidos digitales: ¿cambio pedagógico o cambio de modelo de negocio? (Manuel Area) 

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